Las presentaciones son
una de las herramientas de comunicación muy utilizadas, tanto en la escuela (en clases magistrales, reuniones, jornadas,etc...), como asi tambien en el ámbito empresarial .
Muchas veces suelen ser controvertidas y criticadas. Casi siempre resultan demasiado largas, en
ocasiones se hacen tediosas o aburridas y, a veces, uno no sabe bien si han servido
realmente para algo…
De cualquier manera, nos guste
o no, las presentaciones siguen estando ahí, y constituyen un buen apoyo para
labores de comunicación.
La idea de esta publicación es poder colaborar con la preparación de tu próxima presentación para que te resulte lo mas exitosa, útil y atractiva posible.
IDEAS PARA TU PRÓXIMA PRESENTACIÓN
Elegir
el Soporte
Elige
la aplicación que mejor se ajusta a tus necesidades. Power Point, el software para realizar
presentaciones de Microsoft Office,
es sin duda el estándar. Pero existen otras alternativas en el mercado que
ofrecen una ventaja competitiva fundamental: son gratuitas. En la misma línea
del gigante americano se encuentra Impress, la versión de Open Office (paquete de aplicaciones
ofimáticas abiertas).
Local o en “la nube”
Tanto Power Point
como Impress son programas que debes
instalar en tu ordenador. Pero hay otras opciones que se almacenan en un
servidor web. Es decir, puedes crear tu presentación y después acceder a ella
desde cualquier lugar y cualquier equipo. Slideshare, Zoho Show y Google Presentations son las más conocidas.
Todas son aplicaciones gratuitas y nos permiten realizar las presentaciones a
distancia, invitando a las personas que queremos que las vean.
Nunca pierdas de vista que lo más importante en una presentación es
siempre el mensaje, y no tanto el formato, que nunca debe desviar la atención
del contenido.
Ex3: energía, entusiasmo y empatía
Para
hablar en público, 3xe es la fórmula mágica. Los primeros minutos son clave
para enganchar a la audiencia. Si no arrancamos con energía y entusiasmo, y no
conseguimos empatizar con las personas que nos escuchan, nuestra presentación
se vendrá abajo.
Antes
que nada tenemos que saber bien a quién nos dirigimos. Podemos
plantearnos algunas preguntas básicas:
- ¿cuál es la motivación de la audiencia?
- ¿cuánto saben del tema tratado?
- ¿cuáles son sus expectativas?
- ¿cuál es su experiencia y su posición dentro
del a organización a la que pertenecen?
Entre
los públicos tipo, podemos destacar los siguientes:
- público favorable: podemos plantear una llamada directa a
la acción.
- público pasivo: tenemos que despertar su interés
mediante preguntas directas, casos de éxito, posibles beneficios.
- público negativo: si no podemos despertar el interés,
desde el principio. Nos Tocara ser humildes y resaltar las ventajas de
nuestra propuesta.
Conoce
las reglas para ajustar la duración y el contenido
Todas
las reglas que vamos a citar parten de una premisa básica: hay que limitar al
máximo la duración de la presentación para que el mensaje pueda llegar con
claridad a los receptores. Porque decir más cosas no implica decirlas mejor. Al
contrario. El exceso de datos satura la atención del usuario, que no es capaz
de procesar todo el caudal de información.
El
uso de fórmulas numéricas sencillas nos ayuda a memorizar las reglas:
Regla
10/20/30
- 10 diapositivas
- 20 puntos en la fuente como mínimo
- 30 minutos de duración como máximo
Regla
del 7×7
- No más de 7 líneas de texto por diapositiva
- No más de 7 palabras en cada línea
Regla
del 3
No más de 3 partes:
(1) Introducción
(2) Discusión
(3) Conclusión
(1) Introducción
(2) Discusión
(3) Conclusión
Regla
del 20
Según
esta regla, a partir de los 20 minutos la atención de un adulto decae. Por eso,
si la presentación no puede llevarse a cabo en 20 minutos -que es lo más común-
hay que intentar, cada cierto tiempo, cambiar un poco la forma y el fondo para
mantener el interés.
¿Por qué estas reglas?
Un
ejemplo muy claro: aumentar el tamaño de la fuente -y, por lo tanto, reducir el
contenido- nos quedaremos con lo más importante, le daremos más relevancia, y
nos libraremos de ideas y conceptos prescindibles que no harían más que
despistar a nuestro público.
Rompe las reglas con inteligencia.
Las
reglas nunca deben convertirse en límites para lo que necesitamos contar. Nos
sirven, eso sí, para reflexionar sobre nuestro trabajo; para localizar los
puntos débiles de nuestra presentación y enfatizar los fuertes.
No te
limites a leer en voz alta. Ofrece algo más
En
la mayor parte de los casos, tu presentación servirá de apoyo y refuerzo a lo
que dices, pero recuerda que no es capaz de sustituir tus conocimientos,
tampoco tus palabras, tus gestos, tu lenguaje corporal…
El
público espera que aportes algo más porque, en caso contrario, ¿para qué estás
allí?.
Así
que no te limites a leer en voz alta con la vista puesta en la pantalla.
Resulta fundamental que conozcas el tema a fondo y lo tengas bien memorizado.
Las diapositivas son sólo una guía para encauzar tu exposición, y un medio para
reforzar tu mensaje con ideas claras e impactantes, gráficos significativos,
etc.
Si
la audiencia se da cuenta de que estás leyendo el texto, dejará de hacerte
caso. Para leerlo, pueden hacerlo ellos solos y, además, son capaces de hacerlo
con más rapidez que tú, que debes emplear más tiempo para pronunciar en voz
alta. Así que, ya sabes: estudia bien la presentación antes de exponerla en
público. Seguro que tú mismo sabes distinguir cuándo alguien ha elaborado su presentación
y cuándo la ha tomado prestada…
Sin muchos
alardes
Mucho
cuidado con los diseños excesivamente llamativos, los clipart y las transiciones con sonidos y
movimientos. Recuerda que el objetivo es comunicar un mensaje claro y ordenado
al usuario, y que no conviene marearlo con luces de colores. El texto debe
resultar perfectamente legible sobre el fondo. Atractivo, sí; recargado, no.
Comienzo
y final, inolvidables
Lo
ideal es mantener la intensidad durante toda la presentación, pero como no
siempre es posible, hay que intentar que al menos el principio y el final sean
mensajes de impacto, que luego el usuario pueda recordar. Algunos adjetivos que
definen bien el mensaje que buscamos: impactante, corto, original, sintético,
positivo.
Un buen final siempre
deja buen sabor de boca. Nunca termines una presentación en el turno de
preguntas. Busca un final adecuado. Algunas ideas:
- un buen resumen
- un elogio sincero a los asistentes
- una anécdota inteligente relacionada con el
mensaje principal
- plantear una duda para que cada uno pueda
resolverla en casa
- una visión positiva para el futuro
- una dosis de humor inteligente (si no va a ser
inteligente, es mejor que no apliques)…
Algunas
cosas que no conviene hacer
Enojarse
con la audiencia, formular preguntas hostiles, disculparse o menospreciar tu
propia presentación, hablar a la pantalla, usar un tono monocorde o uniforme,
tratar de evitar las preguntas, dar por obvio algo importante, mostrar hastío
al explicar cosas sencillas, terminar la presentación en el turno de preguntas.
Algunos
trucos útiles que te servirán para salir de algún aprieto
- Si quieres evitar interrupciones constantes
durante la presentación puedes pedir a la audiencia que reserve sus
preguntas para el final.
- Las preguntas planteadas por uno de los
asistentes debe servir para todos, así que a veces conviene repetirla en
voz alta antes de contestarla, para que todos puedan oírla. Y después,
responde a toda la audiencia, y no sólo a quién a formulado la pregunta.
- Cuando una persona o un grupo monopoliza todas
las preguntas, evita seguir mirándoles una vez que han acabado, porque
puede entenderse como una invitación a que prosigan. En esos casos, puede
resultar útil dirigir la mirada hacia otro grupo de personas.
- Si te preguntan algo que desconoces, lo mejor
que puedes hacer es responder: “La verdad es que en este momento no lo sé,
pero voy a averiguarlo y te lo comunicaré en cuanto lo sepa”.
¡Buena suerte en tu próxima
presentación!
0 comentarios:
Publicar un comentario